soy sociologa y camaleon, me adapto bajo cualquier situación.

lunes, 25 de julio de 2011

Perdidas

Senti como el corazón se me cuajo y el pecho se me estremecio al pasar hoy cerca del callejón de Doña Lolita, la recorde mucho y una lagrima se me escapo, vinieron a mi todas esas historias que me platicaba mientras preparaba las tortillas a mano en su gran comal, me gustaba ecucharla, sentir su pasado, recreear los momentos que ella vivio cuando fue joven, con el tiempo se me hizo vicio ir a verla, así pasaron no sé cuantos fines de semana, escuchando como ella conocio a su marido, como se enamoro, cuando estudiaba, un día saco nombres, muchas personas, y un día me pregunto:

¿tu de quién eres hija?

Al decirle mis apellidos resulta que mi abuela materna y ella habian sido grandes amigas, yo me ilusionaba pensar en los años de conocer a mi abuela a travéz de otra persona, me permitía conocerla, ella no lo permitio conmigo, y ese hueco en mi vida me lastima, y tal vez saber mas de mi familia recuperaba ese tiempo.

Doña Lolita era una mujer sincera, le causaban gracia a veces mis comentarios de adolescente ingenua, la admiraba mucho cuando la veía a sus años y su experiencia aferrarse a su trabajo, ver como salia con su diablito cargado de tortilla y sopes, para el mercado y muy entusiasmada trabajaba a pesar de cojear de un pie ella seguia adelante. Me gustaba mucho verla con su delantal y sus trenzado cruzado, sus gestos mientras las preparaba con esa dulzura que uno pone al hacer algo con gusto. Ella me conmovia, en el fondo creo que me recordaba a mi familia paterna que dejaba los fines de semana y ella venia a cubrir con ese espacio.
Cuando su esposo sufrio un accidente a unas cuadras de la casa, senti lo que ella pasaba, me acongoje mucho, llore sin mostrarselo a ella, sufri su perdida no del mismo modo, pero me lamentaba verla triste, en ese tiempo ella dejo de abrir su local, y yo iba y le tocaba a su casa queria seguir escuchando sobre su vida, y mi pretexto era saber cuando volvería a preparar tortillas al lado de los perros que la acompañaban siempre.

Un día reabrio y me conto aun mas cosas sobre el tiempo de Xochimilco cuando era la flor, cuando las procesiones y las calles, ya no hablaba casi de su esposo y yo no preguntaba solo oía... después de unos meses ella enfermo y la llevaron al hospital, yo me puse muy triste y queria ir a verla... pero era aun muy chica para que me lo permitieran, y pues no insisti, un día ella se fue... y yo llore en silencio frente a su cuerpo ya sin vida, y cuando llegue a mi cuarto llore por horas, me lamente por mucho tiempo de no quedarme mas tiempo, de no disfrutar mas de su charla, pero hoy que pase vinieron a mi esos instantes y se que al compartirlos su historia se quedo en mi mente para siempre, y su recuerdo vive en mi pensamiento.

Hoy la recorde Doña Lolita y esta en mi corazón mujer admirable.

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